La documentación superficial a través de los principales métodos empleados en arqueología sin comprender la excavación arqueológica, ha supuesto la constatación de un recinto amurallado de unos 1000 metros cuadrados cercado con paramentos en muy buen estado de conservación, visibles a simple vista. A su vez el yacimiento cuenta con altas probabilidades de no encontrarse únicamente subscrito a dicho recinto amurallado sino expandirse ladera abajo en dirección sur, pudiendo llegar a conformar un espacio de varias hectáreas.
Teniendo en cuenta las características de las estructuras edilicias y de los materiales arqueológicos muebles documentados, nos encontramos ante un yacimiento encuadrado cronológicamente en un momento con abundante uso de material lítico para siega, como son evidencia las numerosas hojas de hoz constatadas, en un momento en el que la industria lítica es empleada también para la confección de puntas de flecha y con la suficiente complejidad social como para construir un importante recinto amurallado. A su vez nos encontramos ante sociedades con una potente base agrícola evidenciada por los molinos naviculares constatados. A su vez la cerámica identificada nos remite a momentos prehistóricos previos a la introducción del torno. Teniendo en cuenta todas estas variables y sin haber realizado una excavación arqueológica que así lo confirme existe una alta probabilidad para encuadrar el yacimiento en cuestión en una fase calcolítica en torno al IV-III milenio a.C., como ya había sido propuesto en el pasado (González Cordero, 1993). Nos encontraríamos, por tanto, ante un yacimiento con entre 5000 y 4000 años de antigüedad. A su vez esta clase de asentamientos fortificados no son muy comunes y menos con el extraordinario estado de conservación que presentan sus murallas, de confirmar que se trata de murallas calcolíticas, podríamos encontrarnos ante uno de los yacimientos de este periodo mejor conservados de la Península Ibérica. A su vez el nivel de material presente simplemente en superficie es indicativo de la gran cantidad de material arqueológico que debe situarse bajo tierra.
Todos los condicionantes anteriormente expuestos dotan al yacimiento de Castillejo de unas singularidades que hacen muy recomendable su elección como objeto de futuras intervenciones arqueológicas, llegando en el futuro a convertirse en un referente para toda la Sierra de Gata y posiblemente de toda Extremadura, para el periodo en cuestión.